Según un estudio de Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses, el 45,5% de los conductores fallecidos en España durante el 2019, dio positivo en alcohol, drogas o psicofármacos, de manera aislada o en combinación.
La vuelta a la normalidad y a nuestros trabajos de manera presencial, y el miedo al contagio tras el confinamiento provocado por el coronavirus, está haciendo que las carreteras se vuelvan a llenar de vehículos.
En 2015 se realizó la última modificación en Europa con respecto a pesos y dimensiones máximos para los vehículos de transporte, mediante una aprobación de la Directiva 2015/719, ésta hizo que se modificara parcialmente la Directiva 96/53, para así poder facilitar la implantación de avances tecnológicos en los vehículos de transporte y poder contribuir en la reducción de gases, efecto invernadero y sobre todo el dióxido de carbono.
Garantizar un transporte escolar seguro para nuestros hijos es de vital importancia, ya que confiamos en terceros la responsabilidad de su seguridad vial. Para garantizar que el servicio de transporte escolar sea óptimo, tanto el vehículo como el conductor deben cumplir con una serie de requisitos cruciales que abarcan desde el respeto a los límites de velocidad hasta el cumplimiento de normativas relacionadas con el uso del cinturón de seguridad, la documentación del vehículo y del conductor, y la prohibición del consumo de alcohol y drogas durante la conducción.
Los accidentes de tráfico suponen un enorme costo para las empresas, tanto en términos económicos como humanos.
Los trabajadores de las empresas de transporte y logística tienen un mayor riesgo de sufrir un accidente vial laboral, ya que su actividad se desarrolla en la carretera, por lo que es necesario que, las empresas incluyan dentro de sus Políticas de Prevención de Riesgos Laborales, la implantación de un Sistema de Gestión de la Seguridad Vial basado en la Norma ISO 39001.
